miércoles, 22 de diciembre de 2010

PALABRAS ENCERRADAS

Al medio día he llegado con mi maleta a mi nueva residencia. La señora me tenía preparada la habitación, me ha instalado en la más luminosa, según me ha dicho para que pueda estudiar con la luz natural que entra por una hermosa ventana.
La habitación no es muy grande, pero es suficiente, dispongo de una cama, un armario y un pequeño escritorio que conservaba de cuando estudiaban sus hijos. Al contarme esto sus ojos se ponían vidriosos.
A la una y media hemos comido una ensalada y un filete que hemos preparado ente las dos.
María Francisca habla y habla es como si hubiese tenido las palabras encerradas y les hubiese abierto la puerta.
Cuando yo me he marchado la señora se ha quedado en su sillón leyendo un libro que dice que es muy interesante, “El tiempo entre costuras”.


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